sábado, 1 de febrero de 2025

En el parquin

 

Por la tarde en el parquin está sucediendo algo inédito y maravilloso  


























Bajo la luz dorada del atardecer, Vanessa se erige como un desafío a la quietud del mundo. Su silueta, delineada por la brisa tibia, juega con las sombras sobre la carrocería pulida del coche, como si la máquina y ella compartieran un secreto. Su cabello corto, revuelto con un aire de desorden calculado, enmarca un rostro que sonríe con la certeza de quien conoce su poder, aunque a veces ese 'poder', se adueña de ella misma.

Sus ojos oscuros se clavan en el lente con una intensidad que desarma, una mirada que no pide permiso, que no teme ser leída. Con un gesto tan natural como premeditado, sus dedos atrapan el borde de su vestido, deslizándolo apenas, lo justo para revelar la cartografía de tinta que adorna su piel. Los tatuajes cuentan historias silenciosas sobre su cuerpo, secretos entintados que invitan a ser descifrados.








Su actitud es un juego, un reto, una danza muda entre el deseo y la provocación. La confianza con la que se mueve, la risa que asoma en la comisura de sus labios, el descaro con el que desafía el instante… todo en ella parece esculpido para ser recordado. Vanessa, salvaje y efímera, como una tormenta de verano que sacude el aire antes de desvanecerse en la eternidad.

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