Por la tarde en el parquin está sucediendo algo inédito y maravilloso
Bajo la luz dorada del atardecer, Vanessa se erige como un desafío a la quietud del mundo. Su silueta, delineada por la brisa tibia, juega con las sombras sobre la carrocería pulida del coche, como si la máquina y ella compartieran un secreto. Su cabello corto, revuelto con un aire de desorden calculado, enmarca un rostro que sonríe con la certeza de quien conoce su poder, aunque a veces ese 'poder', se adueña de ella misma.
Sus ojos oscuros se clavan en el lente con una intensidad que desarma, una mirada que no pide permiso, que no teme ser leída. Con un gesto tan natural como premeditado, sus dedos atrapan el borde de su vestido, deslizándolo apenas, lo justo para revelar la cartografía de tinta que adorna su piel. Los tatuajes cuentan historias silenciosas sobre su cuerpo, secretos entintados que invitan a ser descifrados.
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